Comentario
Inca Capac Yupanqui
42 Capac Yupanqui, siguiendo el exemplo de su padre, empezó su reynado por la visita de toda la monarquia y por examinar la conducta de los que governaban y el adelantamiento de sus pueblos; á esto se siguió aprontar exercito para dar principio á sus conquistas, hizo fabricar otro puente de bejucos sobre el rio Apurimac, sobre el sitio de Huacachaca, mayor que el que su padre havia hecho construir, y se puso en camino para la provincia de Yana huara con un exercito de 20 mil hombres; la gente de su primera poblacion, nombrada Piti, salió con gran regocijo á dar obediencia al Inca, y, passando la noticia á los demás de aquella jurisdiccion, lo executaron todos á imitacion de los primeros. De Yana huara passó á la provincia de Aymará; y aunque sus naturales le quisieron resistir, huvieron por fin de ceder á el mayor poder, rindiendose á sus armas y ofreciendole oro, plata y plomo en señal de vassallage.
43 Desde uno de los pueblos de Aymará, donde se detuvo Capac Yupanqui para arreglar el govierno y economía de aquellas dos provincias, embió mensageros á la de Umasuyu y, conociendo por la respuesta hallarse sus habitadores dispuestos á hacerle resistencia, temeroso á verse precisado á derramar mucha sangre, determinó sorprenderlos; y poniendose en acelerada marcha con 8 mil de los suyos, quando los de Umasuyu menos lo esperaban, se hallaron en sus tierras con el exercito del Inca y, atemorizados de tanta prontitud no menos que desengañados de poder salir bien con su intento, se resolvieron á humillar las cervices y reconocerle por señor todos los curacas de aquella comarca. Entre estos y los aymaraes havia unas continuas y crueles guerras sobre el uso de los pastos de sus ganados mas, con la obediencia que dieron á Capac Yupanqui y la providencia de este de plantificar mojones que dividiessen los terminos de cada provincia, quedaron totalmente finalizadas, siendo el primer Inca que usó de este arbitrio para separar las pertenencias.
44 Reducidas estas tres provincias, se volvió al Cuzco, donde hizo su entrada á manera de triunfo acompañado de todo el exercito por su orden; los oficiales generales de él iban al rededor de las andas, y estas eran sostenidas sobre los hombros de los curacas y personas mas principales de las ultimas provincias conquistadas.
45 No cessaron con su permanencia en el Cuzco y atencion al govierno de sus estados las operaciones militares, que, puestas al cuidado de su hermano AuquiTitu, con la associacion de otros quatro sus parientes, hombres yá experimentados, continuaron las conquistas por la parte de Cuntisuyo, reduciendo en ella las provincias de Cotopampa y Cotanera, ambas de la nacion quechua, á las quales atraían para preferir este partido, además de los otros generales motivos, el de libertarse, á la sombra de la proteccion y autoridad de los incas, de las persecuciones con que las naciones comarcanas continuamente las hostilizaban; assi se lo manifestaron sus curacas á Auqui Titu quando salieron á darle la bien venida, acompañada de demostraciones de gozo y de un presente de oro para el rey, á quien avisaron como las naciones chanca, hancohuallu y otras de su comarca les hacian graves daños para que los pusiesse á cubierto de sus insultos.
46 De estas dos provincias, passó el exercito á las de Huamampallpa y á las que hay de una y otra parte del rio Amancay, comprehendidas, como las antecedentes, debaxo del nombre quechua, á los valles de Hacari, Uviña, Camaná, Caravilli, Picta, Quellca y otros que se estienden por la costa de la mar del sur, y los reduxeron á la obediencia del imperio sin contradicion; informado de ello el Inca y sabiendo haver entre los habitadores de aquellos valles aquellos sodomitas, les impuso la pena de ser quemados vivos ellos, sus muebles y hacienda para evitar en lo successivo la continuacion de tan detestable delito.
47 Passados algunos años, volvió á aprontar otro exercito con animo de comandarlo y, dexando á su hermano Auqui Titu por governador del reyno y por consejeros suyos á los quatro oficiales generales que le havian acompañado en la antecedente expedicion y proveido otros varios cargos militares, salió del Cuzco con su hijo el principe heredero y llegó hasta la laguna de Paría, termino de lo conquistado por su padre acia aquella parte; mientras se ocupaba allí en reducir los pueblos que no lo estaban, le vinieron mensageros de dos señores del distrito de Collasuyu, los quales, manteniendose en una sangrienta guerra, havian determinado comprometerse al dictamen y voluntad del Inca por la mucha fama que estos reyes se havian adquirido de su justicia y equidad; llamabanse estos el uno Carí y el otro Chipana, y, mediando el Inca sus diferencias, los puso en paz disponiendo que dividiessen sus tierras con majoneras, y ellos se sometieron á su soberanía y vassallage. Como los estados de estos dos curacas eran tan dilatados que se estendian por mas de 60 leguas, le pareció al Inca no debia proseguir por entonces y se volvió al Cuzco, llevandolos consigo para cortejarlos en aquella imperial ciudad, de donde, passado algun tiempo, se volvieron á sus tierras, y el Inca dispuso otra salida por aquella misma parte donde á tan poca costa havia conseguido tantas ventajas.
48 Para continuar sus empressas por la parte de Collasuyu, mandó hacer otra puente en el desaguadero de la laguna de Titi caca, compuesto de paja particular, que se cria en el Perú, enea y juncias; este puente flotaba sobre el agua, que no lleva allí corriente superficialmente, y por él passó todo el exercito. Entró por los estados de los dos curacas Carí y Chipana, que eran Tapac ric y Cochapampa, y de allí en la provincia de Chayanta; hizole al principe heredero que embiasse mensage á los curacas señores del país, y, aunque se dividieron en dos pareceres, por ultimo se resolvieron á admitir al Inca baxo la condicion de que, si sus leyes les parecian justas y buenas, le darian la obediencia pero que, si no eran provechosas para los subditos, se havia de retirar con su exercito, dexandolos en paz y en el goce de su libertad; el Inca aceptó el partido, y ellos se hallaron tan bien con las leyes del imperio que luego le admitieron por soberano y las abrazaron, haciendo la proclamacion con muchos bayles, canticos y fiestas, con los quales daban muestras de su interior regocijo; siguiendo el exemplo de esta nacion, se le entregaron entonces otras varias comprehendidas debaxo del nombre de charca. Y pareciendole bastante lo adelantado en esta expedicion, se volvió al Cuzco, él por una parte, y su hijo heredero por otra, para visitar de esta manera los paises de su soberanía.
49 No hallandose bien en la quietud del govierno politico porque era de un espiritu fogoso, trató de disponer nuevo exercito que, á la direccion del principe heredero Inca Roca, saliesse á dilatar la conquista por la parte de Chinchasuyu, que es al septentrion del Cuzco; este principe se puso en marcha y asseguró al imperio las provincias de Carahuaci, Amancay, Sura, Apucará, Rucana y Hatum rucana, de las quales baxó á la costa y sojuzgó el valle de Nanasca ó Lanasca y los demás que median entre este y Arequipa, sin que fuesse necessario usar del arbitrio de las armas porque sus naturales le recibieron con gusto y aplauso; concluido esto, se retiró el principe Inca Roca al Cuzco, donde con su padre permaneció empleado en los cuidados del govierno. Allí murió por fin Capac Yupanqui, dexando á este su hijo habido con su muger y hermana Mama Curiyllpay por heredero del imperio.
Inca Inca Roca
50 Inca Roca, cuyo nombre significa principe prudente, fue el VI rey que reconoció aquel imperio; siguió perfectamente las maximas, leyes y methodo de governar que tuvieron sus mayores, visitó los paises que le reconocian por soberano y, despues, trató de adquirir nuevos dominios, que consiguió por medio de tres expediciones durante su reynado. En la primera y ultima passó á hacer las conquistas personalmente y, para la segunda, quedó en el Cuzco entendiendo en los negocios del govierno y dió el mando de la empressa á su hijo YahuarHuacac, principe heredero del imperio.
51 La primera salida fue por la parte de Chinchasuyu, y reduxo las naciones tacmara, quinuallá y los pueblos de Cochacasa y Curampa, los quales se le entregaron voluntariamente á la primera vista. Despues passó al territorio nombrado Antahuaylla, donde hay muchas naciones comprehendidas en el nombre general chancas, aunque se distinguen con otros particulares; en este país atraxo á su obediencia las provincias de Hancohuallo, Utunsulla, Uramarca, Villca y otras, que, como no se hallaban en disposicion de hacerle oposicion, se acomodaron con el partido que dictaba la necessidad, esperando ocasion favorable para sacudir el yugo por ser naciones mas guerreras, mas numerosas que las antecedentes y que reconocian cada una su soberano, los quales ensanchaban sus dominios con las conquistas que hacian en los paises vecinos.
52 En la segunda salida se encaminó el exercito por la parte del levante del Cuzco, reduxo la gente que habitaba el territorio de Challapampa, que no era mucha, pobló con otras naciones de las yá conquistadas el nombrado Pillcupata, ocupó tambien los territorios de Havisca y Tunu, donde se criaba la coca ó cuca; con esto, se finalizó la conquista por aquella parte del oriente por ser allí adelante el resto del país inhabitable y compuesto de cienagas, fragosidades y pedregales.
53 El exercito con que Inca Roca hizo su tercera y ultima empressa era de 30 mil hombres, superior á todos los que hasta entonces havia puesto en campaña aquel imperio; dirigióse acia los charcas para acabar de conquistar las provincias que se comprehendian baxo de este nombre y havia dexado empezadas su padre Capac Yupanqui, y con efecto se le reduxeron las nomradas Chuncurí, Pucuna y Muyumuyu, las quales, vencidas las dificultades de los varios pareceres, le admitieron por señor de gran voluntad; del mismo modo, le reconocieron Misqui, Sacaca, Machaca, Caracara y otras hasta Chuquisaca, comprehendidas debaxo del mismo nombre de charcas. Y en solo esta ultima salida ensanchó el imperio mas de 50 leguas de norte á sur y otro tanto de este á oeste.
54 Este rey fue dotado de notables talentos, los quales aplicó, despues de concluidas sus conquistas y en el intermedio de unas á otras, en dar varias providencias para el beneficio comun de sus subditos; instituyó varias leyes con que perfeccionó el govierno de su imperio; prohibió muchos vicios, imponiendo penas severas á los que incurriessen en ellos; y formó escuelas en el Cuzco para enseñar la juventud de la sangre real é instruirla en aquellas cortas luces que ellos alcanzaron de las ciencias.
55 Su legitima muger se llamó Mama Micay, en la qual, fuera del principe heredero, dexó otros muchos, como tambien en las concubinas. No hay seguridad del tiempo que reynó, pero se cree que fueron 50 años.
Inca Yahuar Huacac
56 Yahuar Huacac, hijo primogenito de Inca Roca, succedió á su padre en el imperio y fue el VII Inca. Llamóse Yahuar Huacac, que significa llora sangre porque dicen haverla con efecto llorado al nacer, otros que de tres á quatro años, lo que dió ocasion para que los agoreros hiciessen varias prediciones funestas; y como todos los indios eran y son tan crédulos en estas especies de pronosticos, agueros y supersticiones, le llenaron tanto de temores que á cada instante lo fatigaba una nueva imaginada infelicidad que le havia de sobrevenir; por esto, puso todo su conato en el govierno de los pueblos y en agradar á sus vassallos á fuerza de beneficios para que le professassen amor y estuviessen contentos, tranquilos y sosegados, mas, considerando que la demasiada suavidad podria redundar en mayor perjuicio si los vassallos ó las naciones circunvecinas llegaban á presumir ser el movil de sus acciones el temor y que además sería reparable no tomar las armas para adelantar las conquistas de su imperio, como lo havian hecho todos sus antecessores, dispuso levantar un exercito de 20 mil hombres; y no atreviendose á mandarlo en persona por los muchos recelos de desgracia que le anunciaban los agoreros, lo encomendó á la direccion de su hermano Inca Mayta, ordenandole que fuesse á continuar las conquistas por la parte de Arequipa, y, haviendolo executado en poco tiempo y sin dificultad, reduxo al imperio todo el espacio que media entre Arequipa y Tacama, que llaman Collasuyo.
57 El hijo primogenito de Yahuar Capac manifestó desde sus tiernos años un genio altivo, desagradable y absoluto tal que, disgustado el padre y viendolo incorregible, le impuso el castigo despues de otras varias amenazas de ir á guardar el ganado del Sol á unos sitios poco distantes del Cuzco por si con esto humillava su sobervio natural. Estando este principe cumpliendo con su destierro, refieren haver tenido una vision en que se le representó un hombre barbado y con estraña vestidura y que este le havia dicho ser tambien hijo del Sol y hermano de Manco Capac y de la Coya Mama Ocllo Huaco, que él se llamaba Vira Cocha Inca y que le hacía saber que la mayor parte de las provincias de Chinchasuyu se hallaban rebeladas y juntando gente para ir contra el Cuzco á destruirla, que lo manifestasse assi á su padre Yahuar Huacac para que tomasse las providencias necessarias y que, en particular, le advertía no temiesse en ninguna adversidad que le sucediesse, pues él le socorreria en todas; el principe passó luego á su padre la noticia de esta aparicion ó fantasma pero este, creyendola ficcion, no quiso darle credito ni que sus parientes los demás incas le hablassen en el assunto.
58 Tres meses despues de este sucesso se esparció en el Cuzco la noticia de que las provincias de Chinchasuyu desde Atahualla en adelante se havian sublevado; dudóse por entonces su certeza, atribuyendolo á rumor originado de lo que el principe havia dicho, y, assi, no se hizo prevencion; repitióse despues, aunque tambien sin gran seguridad, y sucedió lo mismo. Mas no assi á la tercera porque entonces yá se declaraba que las naciones llamadas chanca, unamarca, villca, utun-sulla, hancohuallu y otras circunvecinas se havian rebelado y dado muerte á los governadores y que con 40 mil hombres marchaban para el Cuzco; el rey, viendose subitamente sorprendido por un exercito tan crecido, determinó salirse de la ciudad y abandonarla para no ser victima de sus enemigos, y todo el vecindario empezaba á seguirlo quando el principe, que se mantenia en la guarda del ganado, fue sabidor del desorden y, avergonzado de una accion tal, se encaminó á un parage nombrado Muyna cinco leguas distante del Cuzco, donde el rey su padre con los de la sangre real havian hecho alto; hizoles una oracion y, despues de concluida, se encaminó á la ciudad resuelto á morir con los que le acompañassen antes que abandonarla á los enemigos; su exemplo siguieron los mas, y, recogiendo los que se havian esparcido por los campos, juntó mas de 8 mil hombres y se apostó con ellos en un gran llano que está delante del Cuzco, por aquella parte donde los enemigos havian de passar; allí tuvo noticia que los de las naciones quechua, cotanera y aymará en numero de 20 mil caminaban aceleradamente en socorro de su padre porque, siendo vecinas á las rebeladas, havian sido sus contrarias antes que unas y otras huviessen entrado en la dominacion de los incas; llegaron estas á unirse con el campo del principe Inca Viracocha, que este nombre le quedó despues de la vision, y, presentandose los enemigos en el mismo llano, se dieron una sangrienta batalla, en la qual, por espacio de mas de ocho horas que duró, se hizo de una y otra parte gran mortandad, pero fue mayor la de los rebelados, quedando al fin la victoria por el Inca Viracocha; usando este de una piedad estremada, mandó dar libertad á los prisioneros y curar á los heridos de los que havian sido sus contrarios; despidió la mayor parte de su exercito y con solo mil siguió al alcance para assegurarles del perdon general que les concedia, requiriendoles que lo significassen assi en todos sus pueblos. Llegó á las provincias rebeladas; y quando estas le creían mas justamente indignado contra su deslealtad, le experimentaron mas pacifico, suave y amoroso dandoles señales vivas de su desenojo y de la clemencia que derramaba entre ellos con perdonarles enteramente para obligarles mas; dexó tropa allí y se volvió al Cuzco, donde fue recibido con los aplausos y celebridad correspondiente. Despues passó á el sitio llamado Muyna, en que todavia permanecía su padre, y, haviendo hablado los dos algunas cosas separadamente, redundó de esta breve conversacion ó consulta que el principe Inca- Viracocha se volviesse al Cuzco y se pusiesse la borla colorada, con la qual quedó revestido de la dignidad soberana; mandó fabricar para su padre un palacio suntuoso en las cercanías de aquel sitio donde se havia retirado y allí, desposseido del reyno y de la autoridad, terminó sus dias.
59 Tuvo por su muger legitima el Inca Yahuar Capac á la Coya Mama Chicya; no se sabe el tiempo que reynó ni el que vivió despues separado del govierno porque estas memorias no las conservaron los indios.
Inca Viracocha Inca
60 El Inca Viracocha ó Viracocha Inca desposseyó á su padre de la monarquia, segun queda referido, y la primer accion de su reynado fue fabricar templo en un parage llamado Cacha, distante del Cuzco como 16 leguas al sur, al Inca Vira Cocha su tio, que se le havia aparecido en Chita, procurando que se imitasse á lo natural en esta obra el parage y accidentes de aquella su vision; por ella, como á favorecido del cielo, le quisieron dar adoracion los indios, y, aunque él intentó persuadirles serle esta solo debida al Vira Cocha su tío, no fue possible convencerlos, y, assi, se reduxo á admitirla con tal que siempre se entendiesse dirigida á entrambos. Premió á todos los que le havian servido en deshacer la rebelion, y con particularidad á los quechuas, que con tanta puntualidad le socorrieron, concediendoles el que sus curacas usassen del llautu sin la borla, que anduviessen sin pelo y que usassen de orejeras, todo con algunas limitaciones que los diferenciasse de las que los Incas traían.
61 Mucho tiempo se mantuvo sin intentar otra empressa, mirando y atendiendo solamente á la observancia de las leyes, al buen régimen de sus ministros y á la rectitud del govierno; para lo qual, visitó prolixamente todos sus dominios y, viendo que yá lo tenia todo en buen orden y que podia dedicarse al aumento del imperio, ordenó que en Collasuyu y Cuntisuyu se previniesse un exercito de 30 mil hombres, cuyo mando dió á su hermano Pahuac Mayta Inca, cuyo primer nombre quiere decir el que vuela, aludiendo á su grandde ligereza. Este reduxo las provincias nombradas Caranca, Ullaca, Llipi y Chicha, de suerte que con ellas quedaron concluidas las conquistas que por el oriente, sur y occidente se podian hacer, y sus dominios terminaban por el oriente con la gran cordillera nevada de los Antis, por el sur, con los dilatados desiertos que median entre el Perú y Chile y por el occidente, con las playas del mar del sur; pero como de la parte de Chinchasuyu, que es la del norte del Cuzco, reconociesse faltar mucho territorio por adquirir, deliberó ir en persona á esta empresa con otro igual exercito y, dexando por governador del Cuzco á su hermano Inca Pahuac Mayta, salió á campaña. Las provincias por donde passaba no se detenian en darle la obediencia porque la funcion que tuvo contra los rebelados chancas y el sucesso de la revelacion tan á punto confirmado con la victoria le havia grangeado grande reputacion y fama; assi, le reconocieron las provincis de Huaytarcá, Poc ra, por otro nombre Huamanca ó Huamanga, Asancaru, Parcu, Picuy y Acos; satisfecho con estas provincias, despidió el exercito y él se quedó en ellas con la gente correspondiente, dando las regulares providencias para su cultura y govierno, entre las quales y las obras magnificas que mandó hacer, lo fue una acequia, que por su idea se sacó desde lo alto de las sierras que hay entre Parcu y Picuy y llegaba hasta los rucanas, llevando por este medio el agua mas de 120 leguas de camino y teniendo para ello mas de 12 pies de hueco.
62 Finalizadas estas obras y haciendo su regresso á el Cuzco, visitando al mismo tiempo todas las provincias que caían por aquella parte, llegó á la de Charca y en ella recibió embaxadores del reyno ó soberanía nombrada Tucma ó Tucumán, cuyo principe, hallandose con noticias del govierno de los incas, de sus hazañas é idolatría, deseaba participar de ellas y gozar los beneficios que reconocian las demás naciones sujetas á su imperio; para lo qual, se ofrecia á tributar vassallaje con todos sus estados y, en señal de ello, embiaba al Inca de los frutos y miesses que producían sus paises; el Inca Viracocha admitió con una gran complacencia la demostracion con que este principe le obsequiaba y le reconocía y, en premio de ello, le honró haciendole grandes presentes y colmandolo de mercedes; concluyó su visita y entró en el Cuzco lleno de trofeos y glorias militares que le adquirieron las nuevas conquistas.
63 Haviendo vuelto á visitar segunda vez sus dominios, tuvo aviso de que Huancohuallu, que era el rey ó soberano de los chancas, que en la passada rebelion havia comandado el exercito de los sublevados, no pudiendo sufrir el verse vassallo quando él y sus ascendientes havian sido señores y no menos sentido de llevar entre todos la nota de su deslealtad, havia convocado muchas familias de aquellas y de las demás provincias y, con ellas, hecho fuga, buscando nuevos paises donde establecerse sin sujecion á otro principe; el Inca Viracocha, en la inteligencia de esta resolucion, mandó que passasse exercito á los chancas para sossegar los alborotos que pudiessen de esto originarse y que se llevassen naciones estrangeras para ocupar el vacío de los que se havian ausentado; con lo qual, quedó todo en mayor serenidad y quietud.
64 Este Inca, que con el motivo de la aparicion y de otros agueros á que se dió despues, imitando el genio y costumbres de los de su nacion, se hizo el mayor adivino de su imperio es del que los indios dicen haver predicho la ida de los españoles á posseer aquel país y que, despues de haver reynado un cierto numero de los suyos, iria á aquella tierra una gente jamás vista, la qual les havia de quitar la idolatría y el imperio, cuyo pronostico, dicen tambien, que lo mandó reservar en la memoria de los reyes y que no se divulgasse entre la gente comun para que no perdiessen los Incas la estimacion ni el respeto de sus vassallos.
65 Tuvo por muger el Inca Viracocha á su hermana Mama Runtu, que quiere decir madre huevo, nombre que la pusieron por ser mas blanca que lo regular de las indias; de ella le nacieron el principe Pachacutec y otros, fuera de los muchos que tuvo en distintas concubinas. Murió, y fueron celebradas sus exequias como se costumbraba con todos los reyes; no se sabe el tiempo que reynó, aunque parece haver passado de 50 años.
Inca Pachacutec
66 Pachacutec recibió la borla colorada luego que su padre Viracocha murió y fue el IX rey de aquel imperio. Su primer nombre fue Titu Manco Capac pero su padre dexó ordenado le llamassen Pachacutec, que significa el que trastorna ó trueca el mundo ó el que lo vuelve de un ser á otro, para memoria de que, estando perdido el imperio de los incas por haverlo abandonado Yahuar Huacac á la furia de los chancas, él lo havia restaurado; Viracocha Inca quiso tomar este nombre para sí y, no pudiendolo conseguir porque todos sus pueblos le apellidaron con el de su aparecida deydad, dispuso que su hijo heredero lo adoptasse.
67 Pachacutec hizo salir su exercito á campaña durante su imperio quatro veces, sin olvidar entre tanto el cuidado de la justicia y los adelantamientos del mejor govierno de sus estados. En la primer salida dió el mando á su hermano Capac-Yupanqui, el qual acrecentó en ella los terminos del imperio que se denominaba huanca y la provincia en que esta residia, llamada Sausa ó Xauxa, las de Tarma y Pumpu ó Bombon, y al oriente, otras naciones vagantes hasta llegar á Chucurpu, Ancará y Huayllas; con lo qual, se volvió al Cuzco, dexandolas asseguradas y establecido en todas el orden de govierno que havian de tener. La mayor parte de estas no hicieron oposicion para darle la obediencia; Tarma y Bombon lo dilataron algo pero Chucurpu lo resistió, aunque, viendo su desigualdad, se reduxo á partido y se rindió.
68 El exercito para la segunda expedicion se componia de 50 mil hombres; Pachacutec quiso que su hijo el principe heredero Inca-Yupanqui acompañasse á su hermano Capac Yupanqui, que llevaba como antes el comando, para que aquel joven principe se fuesse instruyendo en los artes y maximas militares. Entraron los incas en las provincias nombradas Pincu, Huaras, Piscopampa y Cunchucu; pero los naturales de estas tres ultimas, resueltos á morir antes que reconocer al Inca, hicieron tanta oposicion que permanecieron cercados del exercito seis meses hasta que la hambre y la mortandad les obligó á que se entregassen. Passaron de allí los incas á la provincia de Huamachucu, cuyo curaca, que tenia el mismo nombre, reconoció el vassallage con gran generosidad porque, siendo hombre mas capaz y de mejor razon que el resto de los indios, deseaba que los incas adelantassen las conquistas hasta los confines de sus estados para recibir sus leyes y reformar con ellas las barbaras costumbres de sus pueblos; continuó el exercito á Casamarca, y, aunque los de esta provincia resistieron tanto que fue preciso durasse la guerra con varios accidentes quatro meses, al fin se vieron precisados á reconocer al Inca; el general Capac Yupanqui despidió allí la mayor parte del exercito, quedandose con solos 12 mil hombres para hacer la conquista de Yauyu, y este pequeño territorio, despues de varios debates entre sus naturales sobre el partido que les sería mas util preferir, eligió el mas prudente de no exponerse á los desastres de una tan desigual fuerza. Concluido todo, Capac Yupanqui y el principe Inca-Yupanqui se volvieron al Cuzco, donde el rey Pachacutec quiso que entrassen en triunfo sobre andas y que estas fuessen llevadas en hombros de los dependientes de las ultimas conquistas.
69 Passado algun tiempo, se volvió á disponer otra tercera expedicion, y á este fin salieron del Cuzco el rey, el principe y el general que havia mandado las dos antecedentes; el rey se quedó en las provincias de Rucana y Hatum rucana para de allí acudir cada dos meses con nuevo exercito que remudasse el primero porque, siendo la idea conquistar por Valles, cuyo país cálido era nocivo á los indios de temple frio, se havia determinado que el exercito se compusiesse de solos 30 mil hombres y que, quedando otros 30 mil con Pachacutec, este los embiasse, al cabo de los dos meses, volviendo á descansar y recuperarse en sus propios paises los primeros, lo qual se havia de repetir quantas veces fuessen necessarias interin duraba la campaña. Los dos Incas, tio y sobrino, continuaron con el exercito y sin oposicion empezaron la conquista por la reducion de los valles de Ica y Pisco y passaron á Chincha, de cuyo nombre tomó su derivacion el de Chinchasuyu; sus moradores hicieron tanta oposicion que estuvieron por espacio de quatro meses inflexibles; al fin de los quales, temeroso el general Capac Yupanqui de que la mucha demora pudiesse producir enfermedades en los suyos, no obstante que el exercito se havia yá remudado, les intimó que, si dentro de 8 dias no se entregaban, experimentarian el mayor rigor de la guerra dandoles á todos muerte y poblaria sus tierras con otras naciones; los chinchas, que ya se hallaban bien estrechos del hambre y del temor, no pudieron resistir mas y assi dieron la obediencia. Luego, passó el exercito á los valles Runahuac ó Lunaguana, Huarcu, Malla y Chillca, que reconocian por su señor al curaca Chuquimancu; y aunque este se mantuvo tan constante en la defensa contra los incas, que duró la guerra con él por espacio de ocho meses, y huviera continuado mas tiempo, pero las persuasiones y consejos de sus vassallos, afligidos yá con el hambre y las calamidades que experimentaban, le precisaron á rendirse.
70 De aquellos valles, passó Capac Yupanqui adelante con el exercito y se acercó á los de Pachacamac, Rimac, Chancay, Huaman ó la Barranca, los quales componian un pequeño reyno ó gran señorio que reconocia por soberano á Cuismancu; estas naciones tenian en Pachacamac un templo consagrado al idolo del mismo nombre, de quien lo habla recibido el valle, y significa el hacedor y sustentador del universo; á este reconocian los incas interiormente aunque ni le hacian templo ni le rendian adoracion exterior ni ofrecian sacrificios porque les parecia que, no siendo dios visible, no le era correspondiente otro culto que el de venerarlo y adorarlo en el corazon; en Rimac tenian otro templo consagrado al idolo del mismo nombre, que significa el que habla porque daba respuestas á lo que se le consultaba. Amonestado Cuismancu de parte del general Capac Yupanqui para que recibiesse al Inca por señor y admitiesse sus leyes y religion, respondió expressando las razones que tema para no hacerlo, las quales parecieron tan bien al inca general que entró de paz en aquellos valles con la venta de Cuismancu y hizo con él una convencion; por lo qual, los incas se ofrecieron á tener en grande estimacion al oraculo de Rimac, y Cuismancu, á hacer templos en sus estados al Sol y en Pachacamac casas de virgenes, que reconocerla por emperadores á los Incas, quedando, aunque inferior á ellos, como confederado de su imperio. Esto assi determinado, con gusto de las dos partes, dexando Capac Yupanqui las conquistas en aquel estado, quiso restituirse al Cuzco, llevando en su compañia á Cuismancu para que conociesse al Inca Pachacutec, el qual salió de su corte á recibirlo; y porque Cuismancu estaba reputado mas por confederado que por vassallo por haver adorado al dios Pachacamac, mando el Inca que, á distincion de todos los demás curacas, entrasse en el Cuzco incorporado con los Incas de la sangre real que formaban el triunfo, honor tan estimado de él como embidiado de todas las demás naciones del imperio.
71 Considerando el Inca Pachacutec, passados algunos años, que sus pueblos y vassallos estaban bastantemente descansados y aptos á emplearse en las fatigas de la guerra, volvió a formar otro exercito de 30 mil hombres y dió el comando al principe Inca Yupanqui porque á su hermano Capac Yupanqui, como mas necessitado de reposo, le havia yá elegido por su lugar theniente general para que como tal mandasse en todo el imperio, tanto en los negocios politicos como en los de justicia y militares, ordenando que le obedecieran en todo como á su propia persona. El principe siguió su marcha acia los valles para acabar de reducirlos y, passando adelante de Huaman ó la Barranca, entró en la jurisdiccion de un poderoso curaca llamado Chimu, en que eran comprehendidos los valles de Parmunca, Huallmi, Santa, Huanapu y Chimu, que es el ultimo y donde residia el señor de todos y al presente se halla fundada la ciudad de Truxillo. Chimu, pues, quiso defenderse de los incas y lo hizo con tanto valor y animosidad que solo á fuerza de armas pudo entrar el exercito en cada valle, despues de haverlo disputado con los patriarcas; el Inca havia reconocido desde el principio el poder de este principe y, viendo que no tenia bastante gente para reducirlo, procuró engrossar su exercito con 20 mil hombres mas, lo qual, reconocido por los chimus, empezaron, hostigados de la mucha guerra y de lo que por ella padecian, á persuadir á su señor se entregasse; y no teniendo yá otro recurso, lo executó á estímulos de la necessidad. Concluida assi una tan grande empressa, el principe Yupanqui determinó volverse al Cuzco para descansar y dar desahogo á sus tropas, terminandose en esta conquista las que en el tiempo de su reynado alcanzó Pachacutec, mayores y mas gloriosas que las hechas hasta entonces por los Incas sus predecessores, assi por el mayor numero de provincias que adquirió como porque entre ellas havia muchas que formaban pequeños reynos y sus naturales eran belicosos y valientes.
72 Mientras las armas y exercitos de este Inca se hallaban ocupados en adquirir nuevos dominios con que ensanchar el imperio, él lo estaba en la economía y govierno de él; hizo leyes y arreglamentos, estableció gran numero de escuelas y mandó fabricar tantos palacios, templos, casas de escogidas, positos, acequias y otros edificios, assi para la persona real como para el bien comun, que dicen le convino el nombre que su padre le havia mandado dar, pues trastornó enteramente su imperio, mejorandolo en un todo. No hay seguridad del tiempo que reynó ni del que vivió, como sucede con todos los demás Incas, aunque se cree haver sido de 50 á 60 años; su muger legitima lo fue la Coya Mama-Huarcu, en quien, fuera del principe Inca Yupanqui, su primogenito y heredero, tuvo otros hijos y, en sus concubinas, mas de 300, entre varones y hembras.
Inca Yupanqui
73 Haviendo succedido el Inca Yupanqui en el imperio á su padre, fue la primera atencion de su govierno visitar las provincias de sus dominios para providenciar en ellas lo que fuesse necessario, examinar la conducta de los que governaban, oir los quexosos y hacer justicia á todos; concluido esto, dispuso seguir las maximas y politica de sus antecesores dilatando los estados de su monarquia con nuevas conquistas y ideó dirigirlas á la provincia nombrada Musu ó Mojos, que caía acia el oriente del Cuzco y de la otra vanda de la gran cordillera, que, sirviendole de barrera, embarazaba el poder penetrar á su territorio. Para vencer esta dificultad, fue preciso hacer la entrada por un caudaloso rio nombrado Amarumayu, que parece ser alguno de los que forman el de la Plata; y á este fin, mandó hacer un gran numero de balsas y, nombrando general y oficiales que mandassen el exercito, lo despachó sobre las balsas en todas las prevenciones y municiones necessarias. El exercito, compuesto de 10 mil hombres, empezó á navegar por el rio y, á poco tiempo, se halló con el embarazo de los indios que habitaban sus riberas, los quales salian en quadrillas á estorvar el passo á fuerza de combates; no obstante, las dadivas, las buenas razones y la suavidad cara con los vencidos y prisioneros fueron causa de que las naciones comprehendidas en el nombre chunchu se reduxessen al fin y entrassen en la obediencia de los incas muy gustosas. Llegaron, por ultimo, á la provincia Musu ó Mojos pero tan disminuidos que apenas havian quedado mil hombres entre todos; esta provincia, aunque no resistió mucho el admitirlos, no quiso reconocer al Inca por señor y recibió solo las leyes, govierno é idolatría inca por parecerles mejores que las suyas; los incas, que no tenian fuerzas para obligarles á mas, se contentaron con esto y, formando colonias, se quedaron en ellas, dandoles los mojos sus hijas por mugeres; con lo que, empezaron á observarse las nuevas leyes en aquel país.
74 Passado algun tiempo, determinó Yupanqui hacer otra expedicion para conquistar la provincia chirihuana, que está al oriente de los charcas, en la cordillera de los Antis ó Andes; pero, no logrando en ella el buen sucesso que esperaba, fue preciso desistir de su continuacion despues de dos años por no ser practicables aquellos sitios por sus cerros asperissimos, cienagas, lagunas y territorio intransitable y ser las naciones que los habitaban de las mas barbaras y brutales que en aquellos tiempos poblaban el Perú.
75 Visto que por aquellas partes no eran assequibles sus intentos, determinó dirigir sus lineas á empressa mas segura, y esta fue Chile, adonde se encaminó Yupanqui con su exercito; y descubierto camino para atravesar el dilatado desierto que hay entre el Perú y Chile, nombró á Sinchiruca por general de un exercito de 10 mil hombres. Y haviendo llegado á la provincia de Copayapu ó Copiapó, sus naturales, poco dispuestos á reconocer nuevo soberano y leyes, se mostraron tibios de admitir los partidos de concierto y tuvieron algunos pequeños combates hasta que, llegando otro igual trrozo de exercito embiado por el Inca Yupanqui para reforzar el primero, huvieron de entrar los de Copayapu en ciertas capitulaciones, recibiendo las leyes y religion de los incas. Engrossado el exercito con otros 10 mil hombres, continuó desde Copayapu al sur, atravesando un segundo despoblado de 80 leguas de largo, y, entrando en los confines del valle de Cuquimpu, hoy Coquimbo, se reduxo luego á la obediencia, executando lo mismo las demás naciones que se estendian desde allí hasta el de Chili ó Chile y desde este al rio de Maulli ó Maule.
76 Aunque el exercito intentó passar mas adelante, no lo pudo conseguir porque, haviendo llegado á la provincia de Purumauca ó Promaucaes, esta nacion belicosa se confederó con las de Antalli, Pincu, y Cauqui; y saliendo en numero de 18 á 20 mil hombres á atajar el passo al exercito de los incas, que se componia de un casi igual numero, se dieron batalla con tanto corage y ardimiento que duró repetida por tres dias y, muertos de una y otra parte mas de la mitad de los combatientes, se mantuvieron sobre las armas ambos exercitos los tres dias despues prontos á entrar en nueva accion si lo intentasse el contrario; cansados y endebles despues de tanta fatiga, tomaron los del Inca el partido de retirarse á sus ultimos dominios ó territorios de Maule, y los de Purumauca, á sus tierras y á las demás comarcanas. Informado de este sucesso el Inca Yupanqui, mandó que no se prosiguiesse contra ellos y que se señalasse aquel rio por terminos del imperio, haciendo fortalezas en todas las fronteras para su seguridad.
77 El resto de su vida lo empleó este rey en el govierno y providencias concernientes á la mejor cultura y adelantamiento de sus estados y vassallos, celando sobre los que governaban en cada provincia, y á ennoblecerlas con obras magnificas y utiles, y, entre otras, dió principio á la famosa fortaleza del Cuzco, digna de memoria por su disposicion, magnitud y particularidades y mas por la estructura, ajustes y montruoso tamaño de sus piedras que falta idea al discurso para concebir cómo las manejaban para labrarlas, pulirlas, sentarlas y acomodarlas con tanta exactitud. Adquirióse Yupanqui por su grande caridad el renombre de piadoso, y con este lo distinguieron sus vassallos.
78 Su muger legitima se llamó Mama Chimpu Ocllo, en la qual tuvo al principe heredero Tupac-Inca Yupanqui y otros, y, á proporcion, muchos en las concubinas, llegando en todos, entre varones y hembras, al numero de doscientos y cinquenta.
Inca Tupac Yupanqui
79 El onceno emperador del Perú fue Tupac Inca Yupanqui, que succedió á su padre en el govierno de aquel vasto imperio; dieronle el nombre de Tupac, que significa el que resplandece ó el que brilla, porque las grandezas de este principe relucieron con sobresalientes brillos entre las de los Incas sus antecesores. Lo primero que hizo fue visitar el imperio, como estaba yá establecido, y despues prepararse para las conquistas, no queriendo reconocerse por inferior en esta importancia á los que le havian precedido.
80 En quatro expediciones se ocuparon sus armas durante su reynado, y á todas ellas fue personalmente. Para la primera, sacó un exercito de 40 mil hombres, dirigiendo su empressa á la provincia de Chachapuya ó Chachapoyas, para lo qual, le fue preciso ganar antes la de Huacrachucu, no sin alguna dificultad porque sus naturales le hicieron grande oposicion; la de los chachapoyas fue aún mayor porque se defendieron hasta lo ultimo con resolucion tan grande que cada parage le costó muchos reencuentros y sangrientos combates; las de Muyupampa, Cascayunca y Huancapampa no quisieron exponerse á vista del sucesso de sus comarcanos y se entregaron sin grande resistencia. No sucedió lo mismo con otras tres nombradas Casa, Ayahuaca y Callua, las quales, aunque no reconocian soberano, se juntaban y elegian los que le havian de governar en lo civil y en lo militar; estas tres naciones se resolvieron á perecer antes que reconocerle y assi lo executaron, de suerte que, pueblo ó lugar fuerte que el Inca ganaba, era á fuerza de armas, y, al passo que ellos perdian un sitio, se retiraban á otro hasta que la constancia del Inca logró, despues de mucho tiempo y pérdida de gente de ambas partes, estrecharlos en los ultimos lugares de sus tierras; y estando yá en el extremo, se rindieron los pocos que havian quedado, siendole por esto preciso al Inca poblar todo aquel país con gente de otras naciones.
81 Passados algunos años, volvió á formar otro exercito y marchó con él acia la provincia de Huanucu, que era muy grande y poblada de naciones diversas, desunidas y vagantes, por lo qual, despues de alguna corta oposicion, se le rindió toda sin mucha dificultad. De allí se encaminó á las provincias de los cañaris, baxo cuyo nombre se comprehendian tambien muchas naciones; estas se hallaban divididas y, considerando que no podian hacer al Inca una formal resistencia, determinaron sometersele y salieron á recibirle con fiestas y regocijos. Lo mismo practicaron los de Tumipampa. Y establecido el govierno y leyes que se havian de guardar en unas y otras, se volvió al Cuzco para dedicar su atencion por algun tiempo al cuidado de los vastos paises que pertenecian yá al imperio.
82 Como las nuevas conquistas le iban sirviendo á Tupac Inca-Yupanqui de aviso de que los paises se dilataban mas y mas por aquellas partes y el deseo de estender el mando en los principes no reconozca límites, antes, al paso que los dominios se agrandan, crezca la solicitud de ensancharlos con el auxilio que dá el mayor poder y con el que se facilitan las empressas, no pudo este Inca mantenerse tranquilo mucho tiempo y, saliendo nuevamente con su exercito, se encaminó á continuar la conquista por el norte, mas allá de los cañaris y Tumipampa, reduciendo las muchas naciones que poblaban aquel territorio hasta Mocha, y todas ellas se avinieron á la obediencia sin la necessidad de valerse de las armas porque, siendo gente barbara, mas los atraxeron las dadivas y suavidad que el poder.
83 Mientras se hallaba este principe dando providencia para arreglar lo conquistado, le llegaron mensageros de las provincias de Puerto Viejo y otras sus inmediaciones suplicandole las recibiesse en su vassallage y les embiasse governadores y personas que los instruyessen en la vida racional y enseñassen á cultivar los paises que habitaban; Tupac Inca Yupanqui condescendió en ello muy gustoso y mandó que fuessen maestros á civilizar aquellas gentes y á ponerlos en el pie que estaban sus demás estados, mas ellos, luego que tuvieron en sus dominios á los del Inca, se armaron repentinamente contra ellos y con traycion les dieron muerte. Esta noticia causó al Inca un gran pesar pero lo dissimuló por entonces, juzgando convenir assi hasta que llegasse tiempo mas propio de executar el castigo; assi se verificó pues, quando estuvo á los ultimos de su vida, entre los encargos hechos á los Incas sus hijos y parientes, lo fue en particular el de que su hijo el principe heredero Huayna Capac tomasse satisfaccion de este agravio luego que estuviesse en oportunidad para ello.
84 Tupac Yupanqui, hallandose yá en las fronteras del reyno de Quitu y sabiendo que su extension y poder era mayor que el de alguna de las provincias hasta entonces conquistadas, deliberó volver á reforzar su exercito para poder prometerse el feliz éxito de tan importante conquista y dentro de pocos años se presentó de nuevo en sus fronteras con un exercito de hasta 40 mil hombres. Componiase este reyno de varias provincias ó naciones, y todas reconocian por rey á Quitu, á quien este nombre era igualmente comun con su reyno. Hallabase este poderoso y no le faltaba el valor y la altivez; assi, no fue possible hacerle entrar en ninguno de los partidos que Tupac Yupanqui le proponia, antes bien, para oponerse á las empresas del Inca, puso en campaña su exercito, que defendia los passos con tanta intrepidez y constancia que era muy poco lo que el Inca adelantaba; dos años se passaron en esta forma, muriendo gente de una y otra parte en los reencuentros y combates que se ofrecian; y reconociendo al fin el Inca que todavia iba larga la conquista de aquel reyno, resuelto á no dexarla por el honor de sus armas, embió al Cuzco por su hijo el principe heredero Huayna Capac, mandandole traxesse consigo 12 mil hombres para reemplazar el exercito; llegó el principe, y con este refuerzo empezó á grangear algo mas de lo que hasta entonces havian conseguido, aunque todo á fuerza de armas. Reconocida la buena conducta del principe, Tupac Inca Yupanqui le entregó enteramente el mando del exercito y él se retiró al Cuzco á gozar de algun descanso; Huayna-Capac continuó la guerra el espacio de otros tres años y fue ganando poco á poco los lugares fuertes y poblaciones; el rey Quitu, encerrado yá en lo ultimo de sus dominios y considerando que en breve se havia de ver reducido al vassallage, se melancolizó tanto que murió abandonado á este pesar, y con su muerte se acabó de rendir el resto de sus estados.
85 Huayna Capac continuó despues la conquista por la parte del norte de Quito y llegó hasta la provincia de Pastu, cuyas naciones no le hicieron grande oposicion porque era gente brutal y nada instruida; concluidas estas conquistas, estableció el régimen de govierno que se havia de guardar en ellas y se retiró al Cuzco, en donde, vencido de la edad, murió á poco tiempo su padre, dexando á sus hijos, parientes y vassallos llenos de sentimientos porque havia sido muy amable para todos, y tanto que le dieron entre los indios el renombre de Tupac Yaya, que significa el padre que resplandece.
86 Tupac Inca Yupanqui tuvo por muger legitima á su hermana Mama Ocllo y, en ella, fuera del principe, otros cinco hijos varones y, assimismo, muchos otros en las concubinas.